La tan esperada cita no ha defraudado. Nunca lo hace. Viejos amigos y nuevos (que también los hubo), compartiendo risas, anécdotas y cómo no, comida. No éramos indios aunque por nuestras ideas alguno lo pensaría. Ni colonos aunque la infraestructura hiciera dudarlo. A falta de pavo, el clásico: salchichas con tomate. Tortilla de patatas (recetas autóctonas y variaciones germánicas). Imposible decantarse. Hojaldre para perder el oremus y nachos. Amén de otras delicatessen como croquetas, ensalada de arroz o pollo empanado. Mención especial para los postres. Olvidando unas fallidas cookies, nos centramos en el bizcocho. Una locura. Ahora sé de qué están hechas las nubes. Y hablando de nubes, ¿quién puede resistirse a un pequeño tastet de chocolate caliente con marshmallows?
¿Recuerdan al monstruo de los marshmallows? Pues no podíamos ser menos y también tuvimos. Son pequeños, escurridizos y eran muchos. Los niños.
Cada año es inevitable ver como la prole va creciendo. Hijos, sobrinos y vecinos (alguno hubo que se coló en nuestra manta). Extrañamos al más reciente que por compromisos no pudo venir, pero aseguró estar en la próxima cita. Hubo que corrían; que gateaban. Incluso que abrumaban con sus comentarios y desparpajo. Los niños son el futuro y con éstos, sin duda está en buenas manos.
Los indios del presente. Los colonos del mañana.
Espero que lo de la foto no acabe en metáfora... nos vemos en el próximo!
ResponderEliminarEl pequeño arándano también os echó de menos...
ResponderEliminarOlvidas mencionar la exquisitez del cafe...
ResponderEliminarDel café el señor Blogger no me deja hablar. A riesgo de cierre. Por Diox, que malo!
ResponderEliminar