8 de mayo de 2012

SOBRE SECRETOS Y ANTIFACES

Todas las familias tienen secretos. La mía, lo crean o no, también.

- ¿Qué has hecho hoy en el cole? - preguntó mi hermana sin más ánimo que el de estar informada.
- Nada. - dijo él, sin más ánimo que el de esconder la verdad.


La primera vez que lo oí de su propia boca lo pasé por alto. La segunda vez, tampoco le dí mucha importancia. Cuando ya hubo una tercera, y una cuarta, pensé que algo extraño pasaba. En ese momento, lo vi claro; mi sobrino tenía una vida secreta.

Convencido estoy de que el hecho de tener poco más de 2 años no le supone ningún problema para ello. Es más, creo que se aprovecha de su edad y situación para eliminar toda sospecha sobre él y su doble vida. Supongo que cansado o aburrido de su rutina diaria, busca emociones y aventuras más allá de las proporcionadas por su entorno más cercano. O quizás sólo lo haga por diversión. O simplemente porque se sabe capaz de hacerlo.

¿El Modus Operandi? Lo desconozco, lo admito. Tengo claro que cuando se supone que está en la guardería, no está allí. Quizás tenga un cómplice en clase que le ayuda mientras él escapa. Quizás soborna a compañeros con los palitos de pan y el bull que mi padre le lleva a la salida. Alguna maestra también podría estar implicada en el asunto. Las promesas de llevarlas con él en sus aventuras serían un goloso incentivo para ellas. O actúa en solitario y pese a sus corta estatura y fuerza consigue eludir los controles de seguridad de las instalaciones. Seguiré investigando.

Desconozco también qué hace o dónde va. Supongo que recorrerá los parques y jardines de la ciudad. Subiéndose una y otra vez el los toboganes más altos y balanceándose sin parar en los columpios para mayores. ¿Se infiltrará en partidos de fútbol de niños más grandes? En el momento de que se pregunten quién es ese menudo nuevo jugador, él ya habría desaparecido.
Se rumorea que a veces, ha sido avistado un niño solo en algún Mercadona. Pruebas físicas no hay. Tengo la sospecha que las pescaderas y cajeras le encubren. Quizás los besos y guiñitos que él les dedica las haya hecho caer en el tan sabido síndrome de Estocolmo. Por todos es conocido su encanto y seducción.

Pero todo artista del engaño comete errores. Hasta los grandes encubridores se contradicen alguna vez. Algún titubeo cuando es preguntado si ha hecho psico en la guardería, o cuando finge haber pintado con canicas cuando sabemos a ciencia cierta que ese día era la festa de la farina.
Difícil es llevar todo un control de coartadas creíbles. Nunca admitiría mi admiración ante él.
Poco más puedo contar por ahora. La falta de información es evidente. Por otra parte, el miedo a que descubra que sé la verdad, hacen mella en mi seguridad. No por ello dejaré de investigar.

Todo descubrimiento les será revelado en caso que a mí me ocurra algo. Alguna vez le he descubierto mirándome con una extraña sonrisa en su rostro menudo.

5 comentarios:

  1. Por motivos ajenos al administrador, se han borrado los comentarios existentes en esta entrada.

    ResponderEliminar
  2. Has mirado en el baúl de los juguetes,mira que siempre he pensado que la rana de los botones en la barriga era una falsa,si la intimidas,igual te cuenta algo....

    ResponderEliminar
  3. Temo por su seguridad... andese con cuidado.

    ResponderEliminar
  4. Srta. OTA, tiene razón. Nunca me he fiado de los batracios de ropa.
    Sr. Ernesto, tranquilícese. En caso de que me ocurra algo, espero sepa proceder según el protocolo.

    ResponderEliminar
  5. Si en 24 horas no tengo noticias de usted... me voy a Eroski Sant Cugat a dar la alarma.

    ResponderEliminar