2 de mayo de 2012

BIG IN JAPAN - I - KARAOKE

Esto son una japonesa, una mexicana, un ¿alemán? y cinco españoles que entran en un karaoke y...

Viven uno de los episodios más hilarantes y divertido de sus vidas. Al menos de la vida de un humilde servidor. Y no es para menos.

Pendiente quedaba desde el primer viaje a Japón que por motivos logísticos (y de extrema vergüenza) no fue posible hasta la segunda incursión en el país nipón.

Déjenme explicarles. En japonés, kara (vacío) y oke (orquesta) por lo que podría traducirse como "orquesta vacía" o "sin orquesta". Y de eso se trata, de cantar sin la necesidad de una banda de acompañamiento. (Ésta aclaración es totalmente irrelevante, puesto que quien más y quien menos ha pisado alguna vez en su vida un karaoke, pero me apetecía explicar la etimología del vocablo. Gracias por su paciencia).

Siendo de gran popularidad entre los adolescentes (y no tanto) nipones, los karaokes en Japón difieren mucho de lo que nos encontramos en occidente. Allí son salas pequeñas, de diferentes capacidades, eso sí. Lo habitual es que se reunan grupos alrededor de una mesa para cantar con motivo de cumpleaños, despedidas de solteros y fiestas de toda índole. Muy rara vez se hace en salas grandes y con gente desconocida. Se elimina así el factor vergüenza al cantar ante una muchedumbre que no conoces.

Un curioso detalle es que la sala se alquila por horas. Dato interesante porque normalmente abren las 24 horas del día. Precios muy asequibles sobretodo si tienen intención de dar el cante a las 10 de la mañana. Hay gente para todo.

Se suma también el hecho que por algunos suplementos, pueden hacer packs de karaoke más barra libre. Muy mal invento. Imagínense unos occidentales cantando con barra libre de cerveza y demás. La diversión y el descontrol están garantizados.

Al estar solos en la sala (sin personal del karaoke, me refiro), alguien debe hacerse con el mando y con el mando a distancia más flipante que estos ojos hayan visto, ir seleccionando las canciones a perpetrar interpretar. Botones y más botones antes de iniciar el tan esperado concierto.

Nosotros, excelentemente acompañados y asesorados por nuestra amiga la Srta. Remon, nos reunimos en uno de la capital nipona, Tokio. Barra libre de té y zumo de cebada. La perdición. La Srta. Remon se encargaba de hacer el pedido de bebidas a través de un telefonillo instalada en la sala. Incontables jarras de deliciosa y refrescante cerveza nipona fueron testigo de nuestro periplo cantarín.

Ya entonados, empezamos a entonar incunables como "Sweet child of mine", "Aserejé" (sí, han leído bien), y otros clásicos de ayer, de hoy y de siempre. Rancheras interpretadas por la más capacitada dada su procedencia, la Srta. Meron. No faltaron temas de The Cranberries, intensamente interpretada por Marshall, o dulces baladas Disney delicadamente entonada por la Srta. Remon (y perpretada sin escrúpulos por un servidor). Karura y Lily pusieron la nota heavy con su interpretación de "Fear of the Dark" de Iron Maiden.

Mención aparte merece un tema que dado su significado para el que les escribe, no podrá olvidar tampoco. Punible sería ir a un karaoke en Japón y no interpretar "More than this". Excelentemente bien acompañado por "lamentable que no recuerde su nacionalidad". Tan bien cómo nos fue posible, hicimos las veces de Bryan y Brian. Dicho tema fue dedicado en la distancia a Bro. No podía ser de otra manera. Otro día les explicaré el porqué.

Todo concurría con risas y aplausos, hasta que, en un momento en que yo creía que no podía divertirme más, hizo acto de presencia el Sr. Alucard. Alejando en ese instante toda su timidez, nos deleitó con el que fuera sin duda alguna, la actuación de la noche. Si Bowie estuviera muerto, probablemente se revolvería en su tumba. De la risión, claro. Homenajeando en una sola canción al gran Duque Blanco y a los Hermanos Calatrava, la desternillante versión del "Space Oddity" que nos brindó, indudablemente quedará graba para siempre en la mente de una japonesa, una mexicana, un "yo juraría que era alemán" y cinco españoles.

Mamonaku: Pueblo amable. Mucho.

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