30 de mayo de 2012

BIG IN JAPAN - III - TWO WORLDS


¿Tecnolición? ¿Tradiciología? Lo que sea. Two Worlds.

Que Japón es un país de contrastes, les garantizo que no es necesario irse allí para darse cuenta. Sepan también que no hay blogs (ni webs, ni libros, ni ...) suficientes para describirlos todos.
Desde aquí, un (muy) breve y (muy) superficial apunte. 

Podría considerarse el país tecnológicamente más avanzado del globo. Pero aún así, su sociedad tiene unos vínculos férreos y extremadamente arraigados a su pasado y tradición. Supongo que si tienes claro de dónde vienes, te será más fácil llegar a dónde vas. Si sumamos ésto a un conocido extremismo en muchas de sus formas, obtendremos una cultura donde modernidad y herencia, se dan la mano. Se abrazan y hasta se... bueno, me entienden, no?


A nivel laboral e industrial, por ejemplo, dan una importancia básica al desarrollo de nuevas tecnologías. La informática, microelectrónica, y desde hace varios años, la robótica (entre otras) disfrutan de un excelente desarrollo en I+D, lo que les sitúa a la cabeza en cuanto a calidad y cantidad de la producción automatizada. Teniendo en cuenta también que son los reyes exportando la tecnología que ellos mismos crean, pues lo normal es que pensemos que todos en casa tengan un robot que les cocine, limpie o arrulle. Y probablemente, alguno exista, no lo duden tampoco.


Socialmente, un ejemplo claro son los ancianos. Representan la sabiduría y el respeto. Grandes conocedores y respetuosos del correcto código de conducta japonés, no dudan en transmitir supersticiones a sus jóvenes si con ello se consigue un aprendizaje. La cada vez más extendida tercera edad es una forma de seguir vinculado al pasado y aprender de él.
Por contra, cada vez más, los jóvenes reniegan de esta sociedad tan arcaica y gran parte de ellos sólo piensa en respetar a sus videojuegos, aprender de sus móviles o fusionarse con sus dispositivos electrónicos de ultimísima generación.


Rascacielos. Rascacielos. Templo. Rascacielos. Una simple muestra (también) es que nada raro es pasear por sus calles y ver infinitos y acristalados rascacielos conviviendo en perfecta armonía con templos y santuarios centenarios.

Vaaale, no todo son edificios que se alzan hasta donde la vista no nos alcanza, y probablemente no haya una cantidad ingente de rascacielos (al menos no en comparación con otros países, pero eso se lo debemos a los terremotos. Y a Godzilla, pero esa, creánme, es otra historia.


Mamonaku: Ofuro mon amour

1 comentario:

  1. Yo ya cuento los días (años más bien) que faltan para volver... ;)

    ResponderEliminar